Un mes extraño, con luces y sombras. Luces, destellos, penumbras, sombras... y hasta casi oscuridad. Parece como que estoy en un crepúsculo interminable, donde no soy capaz de distinguir si amanece o anochece, si voy, si vengo... y ni mucho menos sé a dónde quiero ir. Simplemente estoy. A veces estoy bien. A veces estoy mal. Hago y deshago. ¿Bíorj o Björk?. La verdad es que me da igual, ya sabéis que nunca me han hecho falta sardinas para beber agua.
Podréis comprobar que, una vez más, he recurrido a la broma y a la confusión premeditada para distraer la atención del lector justo en el momento en el que veía que estaba empezando a contar más de lo que debía. En este caso, para los neófitos chanantes, he recurrido a expresiones muchachoides absurdas para quitar asunto al hierro.
Mayo comenzó de forma inmejorable. Insuperable. Con una fulgurosa estrella de nombre Lola, y de apellidos Nieves Gavilán, que nos hizo llorar de emoción y vibrar de felicidad. Sigue creciendo por minutos. Hoy ha tomado su primer avión... ¡cómo no!... el Málaga-Melilla (AGP-MLN). La putada es que como ha nacido en Málaga no podrá tener los descuentos de residente en Melilla (casi un 50% de descuento). Sí, sí, no me miréis así: yo aún soy residente en Melilla. Vale, en 4 meses hará 17 años que me vine a vivir a Madrid y habré igualado los otros 17 que viví en Melilla. Pero mi DNI, mi padrón municipal y mi corazón siguen siendo residentes en Melilla. Mi IRPF no. Mi IRPF, lamentablemente, es residente en Madrid... que pagamos más impuestos.
En el apartado de luces... puff... pues casi que voy a tener que ponerme gafas de sol, ya que este mes que acaba ha sido intenso. Vamos a resumir:
Conciertos: Friska Viljor en el Moby, Cohete en El Sol, grupos variados en Universimad, Ñaco Goñi en Contraclub, Gema Cuéllar en el Búho, flamenqueo en directo por la Cava Baja y hasta alguna actuación espontánea de armónica en el Müüs. Lo peor es que me perdí un concierto de los Chunguitos (lo siento Tania!!, pero mi cuerpo no daba más de sí ese fin de semana).
Fiestas: En Málaga, alguna mini escapada con mi cuñao en el paseo marítimo de Pedregalejos. Tomarse un Black Label con Vichy a 10 metros de la orilla, charlando tranquilamente sobre cómo te puede cambiar la vida un hijo, no tiene precio.... bueno, sí que lo tiene: 7 pavos el peloti (por favor, póngame dos y uno me lo envuelve para regalo). ¿Y en Madrid?. Pues aquí la cosa tampoco se quedó corta. Primero, quedada, cenota y copas con los amigos del Delta, el Club de Música de Teleco. Estuvo sencillamente genial, genialmente sencillo. Luego más cenotas con amigos del curro, Tableando, que es gerundio. Para San Isidro no tenía plan y sin quererlo acabamos en mil conciertos, tomando el sol en el césped (con Fofito), bailando, riendo, cantando en el Monasterio de Sanse, Gran Vía, Ciudad Universitaria, la Latina, Algete y alguna otra cosa que casi prefiero no recordar :P. La dosis de Melillismo tampoco faltó, de la mano de mi escaladora y de mi cantautor favoritos. Ya que era primavera, aproveché también para cenar con mis vecinos de pueblo, los chacheros de Daganzo. Tampoco faltó la cenota de Primvera y copeteo con los compis del máster. Pero aún falta lo mejor, gran corderada, con barril de cerveza de grifo, con los amigos de la oficina. Y todo esto sin contar las Arturadas, nuestro bar de referencia en la Telefónica.
Seguro que me dejo algo. Resumir un mes de fiestas en un párrafo no es sencillo. En fin, que no os voy a contar nada nuevo. Lo que vienen siendo fiestecillas, no andamos mal. No lo pasamos mal, no.
Curro: mucho. Mucho. Y cada vez con más presión. Nuestro dire aprieta las tuercas a nuestro gerente y, consecuentemente, nuestro gerente nos las aprieta a nosotros. Por consiguiente, yo también empiezo a apretar también algunas tuercas. Pero mola. Porque la presión viene derivada de nuevos proyectos con más responsabilidad, con más calado e importancia dentro de la Telefónica. Nuestro dire quiere quedar bien con esos proyectos. Nuestro gerente también. Nuestro equipo también. Mira, voy a decirlo... en el fondo no me gusta nada la palabra equipo... equipo es una palabra bonita, pero que a menudo se utiliza como eufemismo hortera de "subordinados". Así que a ver si pienso en otra palabra que no sea tan fría, trasnochada y obsoleta ¿alguna idea?.
Pero Mayo también ha tenido alguna sombra. Y no me refiero a las lagunas de memoria causadas por el alcohol.
Este mes se cumple un año de mi "soltería". Para mí eso no es una sombra. Tampoco es motivo de festejo y alborozo. Sencillamente quería reseñar que, si mal no recuerdo, es el periodo de mi vida más extenso, desde los 16 años, sin mantener algún tipo de "ligue", "novieta", romance o novia formal (rollos de una noche aparte). Si mal no recuerdo mi anterior récord fue de 8 meses consecutivos sin adquirir "compromisos". Ahora llevo un año y, la verdad, me encanta este estatus de "no compromiso". Teniendo dinero, juventud y tiempo... es cojonudo.
Pero, pero, pero... Claro, estábamos hablando de sombras, puntos oscuros, penumbras durante el transcurso de mi vida en el último mes. Y en el fondo, la penumbra no es más que la cara "B" de este "Status" de soltero feliz y sin compromiso. En el fondo, no puedo dejar de pensar que ya no soy un veinteañero primerizo, y que en el momento que aparezca una "buena oportunidad" no hay que dejarla escapar. Y creo que eso es lo que ha pasado en Mayo. Se me ha escapado un tren que parecía que llevaba a un destino interesante. Era un AVE. Pero se me escapó, después, incluso, de haber montado en la clase preferente. Así que estoy mirando por Internet a ver si encuentro alguna nueva oferta. Pero ese tren me gustaba. Creo que era un buen tren.
Pero encima, es que eso me afectó en otros aspectos. Da mucha rabia perder un tren... en esos momentos piensas en coger un avión, un autobús, un coche.... hacer autoestop!!! Lo que haga falta para demostrar que ese tren no era imprescindible. ¡¡¿¿ SERÁ POR MEDIOS DE TRANSPORTE??!!. Ahora bien, un consejo: nunca intentéis coger un cercanías para sustituir a un tren. Al final pierdes el tren igualmente y lo único que consigues es enfadar al revisor del cercanías por intentar montarte sin billete.
Por cierto, entre las sombras debo añadir que este mes he fumado todos los fines de semana, de copas.
Ahí queda eso.
Por lo menos, y para mi consuelo personal, he retomado la rutina de salir a correr semanalmente 3 veces. Últimamente lo estaba descuidando. No sé. Seguramente me faltaba algo de inspiración. Pero, como dije antes, a mí no me hacen falta sardinas para beber agua.
Ahora que oscurece tarde y no hace mucho calor es estupendo salir a correr por el campo a eso de las 8 y media de la tarde. Según voy acabando la carrera, ya pasadas las nueve y media, todavía se me sobrecoge le corazón cuando avanzo, sediento y fatigado, por un camino entre campos verdes de trigo próximos a germinar, y con la puesta de sol de fondo sobre la sierra madrileña. Entonces el crepúsculo me rodea, y ya no sé si soy capaz de distinguir si amanece o anochece, si voy, si vengo... y ni mucho menos sé a dónde quiero ir. Simplemente estoy. A veces estoy bien. A veces no.
Así que entre luces y sombras transcurre esta madrugada de sábado, mientras suena de fondo Pedro Iturralde y me sirvo una copa de JB con Vichy. Creo que ahora me voy a poner los cascos, unos grandotes que me acabo de comprar, que se escuchan de fruta madre. Me voy a quedar escuchando Jazz un rato, sentado en el sofá, sin hacer nada. Sin pensar en nada. Simplemente estaré.
Desde Algete, a las 02:12 del 30 de Mayo de 2010,
Besos, abrazos y birras telepáticas.
